
El coste económico anual de los incendios en España, supone el 4,5% de PIB, y en el momento que escribo estas líneas hay más de cuarenta incendios activos, habiendo arrasado más del 10% de la provincia de Orense la más castigada de las provincias, junto a las autonomías de Castilla y León y Extremadura; en conjunto han ardido más de 400.000 hectáreas, a cuya destrucción hay que sumar cuatro personas fallecidas hasta el día de hoy, y es que el fuego, históricamente se sabe que es habitual en la cuenca mediterránea, por la combinación fundamental de tres factores: climáticos, humano y ecológicos.
Comenzamos por una necesaria gestión forestal; que incluye la limpieza de los bosques, hoy casi desaparecida, especialmente por la ausencia de ganado, caprino, ovino, bovino e incluso porcino y caballar, propio de la ganadería extensiva, que a lo largo del tiempo ha venido alimentándose de las grandes extensiones de pastizales, crecidas entre el arbolado, este hecho, junto a la desruralización, cada año más intensa, y que implica la ausencia de aprovechamiento de la leña, para sus múltiples usos, junto a la creación de cortafuegos y su permanente mantenimiento, así como la eliminación de material inflamable, o en su defecto, el cuidado de los mismos, pinos, eucaliptos, encinas… así como la reforestación, hoy más que descuidada casi abandonada, junto a un minucioso monitoreo, con una tecnología adecuada, junto a un plan estratégico para la lucha contra el fuego… son en su conjunto factores fundamentales.
La educación, y toma de conciencia de la ciudadanía del enorme problema que supone, en pérdidas materiales, e incluso en vidas humanas; aquí la concienciación social es vital para la supervivencia de los bosques, porque en muchas ocasiones, los incendios son causados por negligencias humanas, colillas despedidas desde los automóviles, o las barbacoas u hogueras, situadas en lugares inadecuados, unas para meriendas y otra para calentarse en las noches frescas, son focos específicos, desde los que una chispa puede prender un follaje propicio; el conocimiento de estos hechos como causa de tanta desgracia, se hace necesario.
La planificación urbanística; en ocasiones tan anárquica y desordenada, debe de cuidarse su localización, no se debe construir cerca del bosque; primero porque desde ellas se puede por diferentes motivos desencadenar un incendio, y segundo, porque una vez en marcha el fuego, este no respeta nada a su paso, pudiendo llegar la desolación al ser engullidas las viviendas; es necesario crear grandes zonas de seguridad, que permitan aislar las diferentes edificaciones. Hoy la escasez de viviendas, exige construcciones en lugares poco adecuados, quizás por el ahorro que conlleva, torrentera, regatos, límites de bosques… son lugares frecuentes, el terreno es más barato. A esto hay que sumar, el aprovechamiento de la agricultura en las proximidades del bosque, aproximándose cada día más a sus límites.
El cambio climático es un claro factor, tanto en la génesis del fuego, como en su propagación, como en la frecuencia y gravedad de los mismos; el aumento de la temperatura es evidente, tanto como la sequedad ambiental, llegando ocasionalmente a los 10 grados; así como la frecuencia de las lluvias torrenciales en primavera; esta compleja trama de hechos, dados de forma coordinada, ponen en marcha fácilmente la chispa necesaria, para el inicio del incendio, que el viento mueve en todas las direcciones, alimentándose de los hermosos pastizales crecidos por las profusas lluvias, provocando la desolación a su paso, dado que nada o casi nada, queda en pie en su desgraciada andadura.
La ordenación y resolución de los problemas enumerados, nos afecta a cada vecino, de aquí que su estudio y resolución implique a la totalidad de las administraciones; Ayuntamientos, Diputaciones, Autonomías y Gobierno de la Nación, tanto en las tareas de prevención como de sofocación del proceso, todas han de disponer de recursos, que, en su conjunto, elaboren un programa de limpieza del bosque, dotado con los consiguientes cortafuego, así como han de disponer de las herramientas y tecnología necesarias, para poder enfrentarse con éxito al fuego, especialmente bomberos y brigadas forestales, a los que se unirán la policía, y el ejército, junto al material necesario, especialmente camiones cisterna y helicópteros, así como la tecnología suficiente, para poder perimetrar el foco, donde los drones pueden realizar una gran labor, y esto es trabajo, no palabras estériles absurdas.
Por todo ello, se hace cada día más urgente la realización de todo tipo de esfuerzos, frente a la contención del cambio climático, mediante el control de la emisión de gases invernadero, la evidencia del cambio es clara, cada año las Danas son más numerosa y graves, como ocurre con los fuegos y su elemento fundamental el calor, de aquí que la totalidad de catástrofes sean más difíciles de controlar cada día.
Fuente: Dr. Baltasar Rodero, Psiquiatra, Santander 2025
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